En la tertulia del cajón de la ropa interior, el sostén exhibe sus piezas metálicas y presume de ser descendiente de la armadura.

Una buena educación vale mucho, pero una infancia feliz no tiene precio.

El alma que nos dejamos en la camisa hace gimnasia en la tabla de planchar.

Los muebles y los electrodomésticos son tan inteligentes que no se toman la molestia de intentar comunicarse con nosotros.

La bicicleta es un bípedo implume al que parasita el hombre.

En una nevera llena de latas de cerveza ¿cómo se sabe cuál es la última?

Relatividad callejera: las calles van y vienen sin parar y nunca dejan de estar en su sitio.

Atarse un reloj a la muñeca es una moda absurda que no puede durar mucho tiempo.

En el alfabeto de la calle, las bocas de metro son los paréntesis.

El trípode necesita tres pies para sujetarse la tripa.

No temas que alguien se fije en tu egocentrismo. Su egocentrismo se lo impide.

El pedagogo es al niño lo que el demagogo al pueblo.

El botijo siempre tiene agua fresca porque es amiguete del pozo.

Nuestras vidas coinciden en el medio de transporte como las noticias en el diario.

Haga una lista con las cosas más obvias que se puede imaginar y, después, otra con las que oye decir a gritos en una semana. O mejor, ahórrese la segunda.

Lo que les pasa a los donjuanes es que les da miedo irse a la cama solos.

Nos acostamos sobre un costado o sobre el otro según venga estibada la carga de cada sueño.

Ponerse mechas es como llevar en el pelo el ticket de la peluquería.

Escribió un novelón de 900 páginas y recibió el elogio de la crítica: ‘mucho más que una novela, ¡una radiografía!’

Si el fin último de la literatura era hacer mejor al hombre... ya va siendo hora de que admita su fracaso.

En las terrazas particulares, Agosto en vez de copas bebe tiestos.

Cuando mejor se demuestra el poder de la inspiración es cuando alguien se inventa una conspiración en contra suya.

Lo peor de la incomunicación es que, entre tanto, la comunicación no descansa.

Es cruel regodearse en el ondear de la bandera: su lucha desesperada por desasirse del asta y escapar.

Los colores chillones resaltan más en medio del silencio.

Hay mañanas que no saben por dónde quitarse el camisón de niebla y, de tanto tirar por todos lados, al final lo dejan hecho jirones.

El cordero que va en silencio al matadero se cree superior a los que balan inútilmente.

¿Raza? Azar.

La verdadera adicción es la ficción de la adicción.

El cordero que bala camino del matadero se siente superior a los que no se toman esa inútil molestia.

Reírse de los defectos ajenos es de necios. Reírse de las virtudes, no.

¿Es usted humanista? No se preocupe: también los tigres son tigristas y los pingüinos, pingüinistas.

A los charcos les han dejado solos.

La nieve es lluvia sin prisa.

Los astros son chinchetas que sujetan el cielo.

La coleta es un grifo de pelo que algunas mujeres se dejan abierto.

Cuando le hacemos volverse, el grifo del lavabo nos saca la lengua.

El acordeón no haría música si respirase bien.

La rúbrica es el caparazón de la firma.

Cuando alguien no sabe qué decir, escribe miles de páginas.

Una idea estúpida, si está lo suficientemente mal explicada, puede reportar mucho prestigio.

A veces nos dejamos el alma en la camisa que echamos a lavar.

Las diferentes culturas en realidad son diferentes inculturas.

La eternidad y el instante son simultáneos.

A veces nos dejamos el alma en la camisa que echamos a lavar.

Morir joven es una impertinencia impropia de una persona madura.

Un razonamiento es válido mientras no sea erróneo. Por eso equivocarse al llegar a una conclusión carece de importancia.

Lo que se quiere profundo no suele ser más que abstracto, es decir, etéreo.

La lata de cerveza nos alimenta como el ave a sus polluelos.

Lo mejor de las soluciones provisionales es que siempre son las que más duran.

Al malvado la conciencia no le remuerde: le mordisquea.

El loco no recuerda dónde puso el cuaderno de los recuerdos cuerdos.

En contra de lo que habitualmente se cree, muy pocos suicidios son en defensa propia.

Uno se da cuenta de que está muerto cuando el quiosquero le da siempre el periódico del mismo día.

El destino es un desorden de los sentidos.

El tiempo son las pistas que cada día le deja al siguiente para que no se pierda.

Para ser intelectual no hace falta ser inteligente. Hay miles de pruebas.

Los relojes de pulsera son las esposas que nos pone la policía del tiempo.

La etiqueta es una ética de juguete.

Los fotógrafos intelectuales, pudorosos, cubren el color de las chicas desnudas con un vestido blanco y negro.

Hay escritores para los que el arte literario consiste en hacer pesadísimo un discurso completamente hueco.

La verdad es la ausencia de mentira: el frío de las palabras.

Cuando retiramos la barba blanca de espuma, nos estamos afeitando desde el futuro.

Los zapatos de tacón se esconden debajo de las mujeres que andan de puntillas.

La frase consentida con sentido es lúcida y perversa.

Lo que se debe y se puede hacer para escribir bien es no escribir mal.

El peine es un ciempiés cojo.

Una persona con sentido práctico es la que ve a una pareja follando y llega a la conclusión de que intentan hacer un hijo.

El dinero no quita la felicidad.

Todo el mundo considera ejemplar la educación que ha recibido. Pese a lo evidente de los resultados.

La tarde siempre recoge sus colores en el mismo orden antes de irse a dormir.

Por la noche el otoño llena el bosque de grafitis.

En los exámenes de anatomía todo el mundo lleva chuleta.

El MP3 es un Pepito Grillo inconsciente que sólo piensa en cantar y bailar.
[MP3]

Los carteles de ‘Cerrado por descanso’ deberían decir ‘Cerrado por cansancio’.

Si a mí una niña me arrancara las uñas como le arranca los pétalos a la margarita, también acabaría jurándole que su amado la quiere. O lo contrario.

Hay segundas partes que no son ni la décima parte de la primera.

Quienes no creen en la inspiración están en lo cierto: para ellos no existe.

No nos engañemos: la conjura de los necios casi siempre triunfa.

En un examen lo mejor es aprobar; lo segundo mejor, no aprobar.

A veces ser incapaz de entender algo es una muestra de inteligencia.

Qué casualidad: todos los que dicen que han llegado a conocerse a sí mismos están encantados de haberse conocido.

La lluvia se vuelve triste al asomarse a nuestras ventanas.

En el momento del orgasmo se agolpan en la mente todas las caricias del encuentro.

No es que la vida vaya en serio, lo que pasa es que tiene poca gracia.

A los tipos que tienen un trabajo creativo, sus empresas les obligan a llevar pinta de gilipollas

O se hacen frases o se usan frases hechas.

En español las frases tienen sexo: podemos estar ante una frase con sentido o ante una frase consentida

A veces son las siete.

¿Tiene que pedir una frase? La que no lapida no la pida.

Era tan engreído que siempre hablaba mal de sí mismo.

Todo maestro es un niño que de mayor quiere ser maestro.

Llegó al hotel con tanto sueño, que pidió nueve habitaciones.

Una de las peores virtudes de los estúpidos es que enseguida te acogen como a uno de ellos.

Las mujeres feas tienen mal gusto.